jueves, 5 de mayo de 2011

Neverann.

En 49 noches se cumplen 3 inviernos de mi primera y última gran derrota y ya perdí la cuenta de las veces que perdí las batallas que siguieron siempre mirando adelante, el pasado quedó allá atrás y hoy lo único que me lo recuerda es medio trébol en un libro, una foto en un cajón y esa herida en un costado que a veces vuelve a sangrar, regando un viejo resentimiento y recordándome un juramento de anataño.

Hoy me acuerdo de esas viejas heridas de amor y no hago más que ignorar las cicatrices, pero sé muy bien que están ahí y por ellas soy como soy en cierta manera, pero aprendí a estar un paso más adelante de ello, un paso atrás ya no es una opción y aunque intente ocultarlo el reflejo del espejo me recuerda quien soy.

No queda otra que cargarse la guitarra al hombro y buscar en alguna canción mi clave de Sol y vivir como si estuviera en una bonita película de aquellas de Hollywood que hablan del amor, aunque mi historia paresca una extranjera

Nunca estuve enamorado pero sé muy bien que es el amor, tanto como el estúpido sarcasmo.

No hay comentarios: